Una antepasada pobre, aunque decente
Cuando el rey
Carlos III se vio en la obligación de aumentar la tropa en Indias para atender
los crecientes enfrentamientos con los ingleses, empezó a darse un fenómeno que
los españoles no habían previsto. Los militares nativos españoles empezaban su
carrera en la Península, y cuando eran trasladados a Indias, muchos llegaban
casados y con familia. Pero no sucedía lo mismo con la oficialidad criolla. En plata
blanca, los oficiales españoles llegaban “bien casados”, mientras que los
criollos, “llevados por la influencia de su bajo nivel cultural y el deseo de
mantener sus vínculos tradicionales…generaron gran preocupación entre las
autoridades castrenses...por el incremento inusitado de militares mal
casados”.
Existieron
muchos casos de matrimonios “inconvenientes” entre oficiales del Regimiento
Fijo de Cartagena de Indias, y de la lectura de los documentos de entonces
puede uno deducir la clasificación que se hacía de las mujeres locales: las
había distinguidas; dignas pero carentes de distinción; pobres pero decentes;
pobres a secas; libres de mala raza; etc.
El padre de uno
de mis tatarabuelos fue uno de esos casos por la desaprobación que enfrentó
para casarse con “mujer pobre aunque decente”. Su padre se dirigió al rey en
estos términos:
“Don Antonio Francisco
Merlano Gómez, caballero de la Real Distinguida Orden Española de Carlos III,
capitán de infantería agregado al estado mayor de esta plaza y secretario del
gobierno y comandante general de su provincia, postradamente a los Reales Piés
de Vuestra Majestad, dice: que habiendo tenido el honor de servir en sus
primeros años en la ilustre carrera militar a imitación de sus padres y otros
ascendientes, dedicó igualmente a ella a sus dos hijos Don Luis Antonio y Don
Josef María Merlano…a quienes en consideración a los méritos y circunstancias
de su familia, los educó y los instruyó con el mayor esmero…Que considera
frustrados (los recursos invertidos) en mucha parte con el matrimonio que uno y
otro pretenden contraer contra su voluntad y sanos consejos; pero como el que
ha proyectado el referido Don José María es con hija de un paisano, que aunque
sin nota en su calidad, es tan pobre que de ningún modo puede proporcionar la
dote que Vuestra Majestad manda en su Reglamento del Monte Pío Militar…”
Los dos hijos eran efectivamente Luis
Antonio Merlano Granados (Alhucemas, 1778) y José María Merlano Granados
(Alhucemas, 1779), el primero casado con la cartagenera María del Carmen Vargas
Pérez, y el segundo, con Rosa Josefa Fernández de Sotomayor y Picón. Es a esta
última a quien su futuro suegro se refiere como pobre aunque sin nota en su
calidad. Doña Rosa Josefa era hija nada menos que del oficial del Santo Oficio
Marcos Fernández de Sotomayor y Benedetti, y nieta del sevillano Miguel
Fernández de Sotomayor y Rodríguez. Pero la pobreza de doña Rosa era tal que
Don Antonio Merlano le negó su consentimiento a su hijo “porque de ningún modo
puedo en mi honor y conciencia concurrir a la ruina y perdición a que va a
exponerse sin arbitrio, siendo la citada más pobre que él”.
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Extracto del expediente que se conserva en el Archivo General de la Nación |
El asunto fue a mayores, y don Josef María
llevó el caso a los tribunales, pero su padre insistió fundado en las legales
razones que lo apoyaban. Según él, “el matrimonio en lo político es un bien del
estado por el cual se llena de hombres útiles a la sociedad; la iglesia se
provee de ministros; el ejército de soldados; la carrera pública de jueces, y
el común, de artesanos.” O sea, el matrimonio es la fuente de nuevos hombres
“de bien” para los cargos del estado, y no pueden los jóvenes “atropellar su
carrera, sus deberes, las leyes, la obediencia paterna, y aún la religión
(para) entregarse desenfrenadamente al atractivo del otro sexo”. Ayayay.
No sirvió de nada. El rey, tomando en
cuenta este caso y otro de Puerto Rico, modificó el Reglamento del Monte Pío Militar,
en el sentido de que a los oficiales que no se hubieran graduados de capitán y estuvieran
asignados a un Regimiento Fijo, se les relevaba de la justificación de haberes
(o sea, de la dote de la novia).
Josef María Merlano Granados se casó con
Rosa Josefa Fernández de Sotomayor y Picón en Cartagena el 28 de mayo de 1802.
FUENTES:
- El matrimonio castrense. Casos en el regimiento fijo de Cartagena de Indias, 1775-1805. Alexander O´Byrne. Universidad Nacional Autónoma de México, 2010. //revistas.unal.edu.co/index.php/achsc/article/view/18372/39631
- Denegación de matrimonio. AGN, Sección Colonia, Milicias y Marina: SC 37.
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