Camino Arriba

Miguel José Díaz Granados y Núñez Dávila nació en Santa Marta el 30 de septiembre de 1772 y fue bautizado en la catedral al día siguiente como hijo de don Gabriel Díaz Granados y doña Isabel Agustina Núñez Dávila y Mozo, legítimamente casados. Los abuelos paternos del niño eran, según la partida, don Jossef Díaz Granados y doña Cecilia Vásquez, y los maternos, don Francisco Núñez Dávila y doña Anna Theresa de Mozo de la Torre. Bautismo de Miguel Jossef Díaz Granados y Núñez Dávila El 20 de abril de 1799 nació María Antonia Díaz Granados y López de Castilla, hija natural de doña Rosalía López de Castilla. Su partida de bautismo no está en la fecha esperada y posiblemente no fue encontrada por la misma María Antonia cuando iba a contraer matrimonio con don Juan Modesto Vengoechea Egea 20 años después, puesto que en los libros parroquiales de la catedral de Santa Marta se encuentran tres registros consecutivos de 1819, uno de ellos tachado, que arrojan la siguiente información: El 5 de ju

El académico José Asunción Suárez Niño publicó en su perfil personal y en varios grupos de Facebook y otras redes sociales un escrito sobre María Teresa Díaz Granados y Rodríguez Torices, su abuela paterna. Dijo: “ Por las venas de mi abuela paterna, nacida un 9 de abril de 1.874 en Cartagena de Indias, y fallecida en Bogotá el 13 de marzo de 1.939 corre sangre de dos protomártires de la independencia: Miguel Joseph Díaz Granados y Núñez Dávila y, Manuel Robustiano de los Dolores Rodríguez Torices y Quiróz” (sic).   En mi opinión, esa genealogía merece una revisión detallada para precisar algunas filiaciones y aportar pruebas primarias, si las hay.   Línea paterna. Según la anotación en el libro de bautismos de la catedral de Cartagena de Indias, María Teresa de los Reyes Díaz Granados Rodríguez nació el 6 de febrero de 1871 y fue bautizada el 12 de abril del mismo año como hija legítima de Miguel Díaz Granados y Jacinta Rodríguez. Abuelos paternos: Gabriel Díaz Granados y Luisa Frade

Los árboles genealógicos gratuitos -y los pagados, a veces- conectan a las personas de hoy con antepasados de pergaminos, sean reyes, duques, condes, conquistadores, escritores, etc. Muchas veces lo hacen suponiendo filiaciones por la coincidencia de un apellido. Lo peor es cuando dichas conexiones son publicadas por investigadores de los que uno esperaría un poco de rigurosidad.  Así que cuando me veo en esos árboles como descendiente de los Plantagenet o de Sebastián de Belalcázar, me pregunto qué tan cierto puede ser. O al menos qué tan posible es demostrarlo con pruebas, si no primarias, al menos creíbles. Lo de los Plantagenet quedará para otra vida, pero lo de Belalcázar es viable gracias a la bibliografía que existe, entre la que se encuentra la magnífica obra del ecuatoriano Fernando Jurado Noboa.   Así que me dispuse a probar, generación por generación, tal parentesco, empezando por mi bisabuela Marciana Valencia Montoya. Usaré pruebas primarias y secundarias acreditadas. De e