Correspondencia de los insurgentes (III): Al comandante del convoy le dio gana de fondear en La Habana
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Puerto de Gravesend en el s. XIX |
Después de 65 días de navegación, José María del Real y su secretario, Matías Aldao, arribaron al puerto inglés de Gravesend en compañía de Juan García del Río, a quien Del Real llama "Juanito" en la correspondencia que le dirigió a Manuel Rodríguez Torices. Era la mañana del lunes 26 de septiembre de 1814.
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Juan García del Río |
Según María Teresa Berrueco, "...este sujeto (Aldao) no demostró ningún interés por la tarea que tenían ante sí, y fue debido a esta razón por lo que Del Real encontró un sustituto para el puesto en García del Río..." Del Real, sin embargo, presentó a "Juanito" García como su intérprete porque en aquella época, como ahora, los políticos no eran muy versados en eso del bilingüismo. "...Su servicio nos ha sido muy útil, y sin él (...) nos hubiera sido necesario explicarnos con señas como mudos, y exponernos a ser engañados a cada instante, como sucede a todo extranjero que no entiende el idioma." Así escribió a Don Manuel Rodríguez Torices el 4 de octubre del mismo año.
En la misma carta, Del Real relata un incidente que sufrieron en el viaje, el cual fue efectuado en una fragata mercante inglesa que hacía parte de un convoy.
"No obstante, tuvimos un no
pequeño susto, porque al comandante del convoy le dio gana de fondear en el
Puerto de la Habana, bajo el Castillo del Morro. El capitán y sobrecargo de
nuestra fragata, luego que fondearon, se fueron a tierra, y como buenos
ingleses la corrieron ampliamente de modo que uno de ellos, que no sé qué exceso
cometió en una casa, lo pusieron en la cárcel, donde estuvo hasta el día
siguiente; ya cuando iba casi todo el convoy a la vela, aún ellos no habían
llegado de tierra. Yo que preveía lo mismo que sucedió, llegué a persuadirme
que nuestra fragata se quedaba en La Habana, y nosotros prisioneros, pero quiso
Dios que al fin llegaron a bordo. Y habiéndonos hecho sabedores del suceso,
conocimos entonces todo el riesgo que habíamos corrido."
Mejor dicho, los ingleses se fueron de juerga y quien sabe qué barbaridad hicieron "en una casa", háganme el favor.
Además de contar las primeras impresiones vividas en la corte inglesa ("es verdaderamente una Babilonia", dice), reporta los avances de su gestión, cual era lograr el apoyo de la corona inglesa para la lucha por la independencia de América. No es muy optimista, pues cita al representante de Buenos Aires, quien "...cree que los ingleses nunca tomarán parte activa para proteger nuestra
independencia, aunque en realidad la desean, y que cualquier comisión que venga
de los americanos para solicitarla, debe manejarse con mucho sigilo y secreto
para que no la que la trascienda el embajador de España, que tiene multitud de
espías en Londres..."
Además de otros asuntos, destaco un aparte importante de la carta. Dice José María del Real que antes de fondear en La Habana "...encontramos nueve
embarcaciones de transporte convoyadas por una fragata de guerra española,
todas con tropas; y aunque se presumía iban para México, yo me temo no hayan
ido a lo menos algunas de ellas a Santa Marta..."
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Primera hoja de la carta del 4 de octubre de 2014 |
- La lucha de Hispanoamérica por su independencia en Inglaterra 1800-1830, Ma. Teresa Berrueco. Ediciones de Cultura Hispánica, 1989.
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