El Acta de Independencia de Cartagena de Indias

En la casa de mi abuela materna, Sara Torres Gambín, estuvo desde siempre colgado un gran documento con letra pequeñita, imposible de leer, debidamente enmarcado. Nadie sabía muy bien de qué se trataba, a mí me contestaban al paso: "es algo importante que firmó un pariente quién sabe cuándo". Pasaba el tiempo y yo seguía preguntando, hasta que me hice grande, la abuela murió, ya no volvía por esa casa con frecuencia.

Muchos años después, cuando la casa se caía a pedazos, y la habitaban tíos y tías que regresaban por un motivo o por otro, una de ellas me entregó un viejo papel enrollado y me dijo: "toma esto, ve, que tú eres la única interesá, llévatelo antes de que se lo coma la polilla". 

Para entonces yo ya tenía claro que ese documento era el responsable de mi creciente interés por la historia familiar, y que se trataba de una reproducción del Acta de Independencia de Cartagena de Indias emitida probablemente en 1873 en cumplimiento de la ley 23 de ese año, según reza al pié del texto.

Después de su restauración aparecieron los nombres y las firmas de los cartageneros que lideraron el movimiento que declaró su independencia de España el 11 de noviembre de 1811. Y ahí estaba, entre todos, el desconocido que me interesaba, José María del Real.

¿Quién era José María del Real y qué parentesco me unía a él? ¿Qué papel había jugado en los acontecimientos que llevaron a que Cartagena de Indias fuera de las primeras ciudades de América en declarar su independencia de España? ¿Por qué nadie sabía de él? ¿Por qué una calle no llevaba su nombre?

Tanto pregunté que una tarde cartagenera Manuel H. Pretelt Mendoza, esposo de Raquel Torres Gambín, “la tía Raquel”, hermana de mi abuela, me sentó en la fresca sala de su casa de Manga, y con ese don de gentes que ya no se ve, con esa cultura que no necesita hacer alardes de ningún tipo, me dijo: “ven acá, mijita, voy a explicarte quiénes eran los Del Real”.

Entonces supe del tío Antonio del Real que no conocí porque murió muy joven, del abuelo Antonio del Real que no conocí porque también murió muy joven, del bisabuelo Luis, del tatarabuelo Antonio y, finalmente, del prócer, así lo reconoce la historia, prócer José María del Real Hidalgo.

Manuel H. Pretelt
También supe que empezaba un largo camino de investigación y lectura para conocer la vida de estas personas. Manuel H. me regaló los primeros libros.

Y solo había tirado del hilo de una sola rama familiar...

Comentarios

  1. Gracias Rocío por recrear y compartir esta apasionante aventura que ha sido la historia familiar.

    No solo porque reconozco tu saber, sino y especialmente por tu forma amena, generosa e interesante de escribir, harán de mi una lectora cotidiana de este lindo blog!

    Felicitaciones!

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