Buscando el ahogado río arriba

Genealogía sin fuentes es mitología. Es una expresión que circula entre genealogistas y no es gratuita. Hay muchas investigaciones que se malogran por estar basadas en mitos, en leyendas o, porqué no decirlo, en inventos. Si bien la tradición oral es una fuente de información significativa y casi siempre la primera que encuentra un genealogista, llega un momento en que es necesario recurrir a fuentes, ojalá documentales, sobre todo si se piensa publicar la investigación.

En sus Genealogías de Cartagena de Indias, don Pastor Restrepo dice que el Capitán de Navío don Alberto de Porto nació en la ciudad de León el 14 de abril de 1772 y murió el 25 de marzo de 1802 en el naufragio del vapor correo español Covadonga, frente a la costa de Galerazamba. Como se sabe, dicha publicación no trae las fuentes de donde se extrajo la información.

A mediados del siglo XX, la familia Porto Moreno reunió información a la que también contribuyó después el Almirante Augusto Porto Herrera, y de ella se produjo un documento de unas 15 hojas que ha sido reproducido muchas veces en la familia, documento que añadía información sobre Alberto de Porto. Según el escrito, era hijo de Pablo José de Porto, también leonés, conde de Zurbarán, empleado de la corte de Carlos III en Lisboa. Alberto, por su parte, había estudiado náutica en la Universidad de Salamanca, fue alférez en barcos de guerra, se casó con la condesa de Avelarde, María de Gallardo, y llegó con ella a Cartagena de Indias en 1797 para hacerse al mando de un galeón. Tuvo un hijo antes de morir en el naufragio, y con ello se convirtió en el fundador de la familia Porto en Colombia. Tampoco se conocen las fuentes en que se basaron estas afirmaciones.

En 1997, el reconocido historiador Antonio Cacua Prada publicó “Judith Porto de González, su vida y su obra”, y en ella, sin tomarse el más mínimo trabajo de verificación, dejó para siempre en letras de molde la misma especie. Álvaro Angulo Bossa reitera también lo que afirmó Pastor Restrepo. Hoy es prácticamente imposible que un colombiano que lleve el apellido Porto no recite esta historia casi de memoria.

Me la he pasado 20 años investigando los registros y censos de León en el siglo XVIII, los vapores-correo españoles, los estudiantes de la Universidad de Salamanca, los títulos de Conde de Zurbarán y Condesa de Avelarde, los galeones o vapores llamados Covadonga, los naufragios frente a Galerazamba, los naufragios de 1802. Nada. Ni rastro del Capitán Alberto de Porto.

Empecé por descartar los títulos de nobleza, dado que no hay evidencia de que hubieran existido. Descarté también los estudios en Salamanca, donde jamás hubo una escuela de náutica, entre otras razones por la muy poderosa de que Salamanca no está cerca al mar. Luego me tropecé en el Archivo Histórico de Cartagena con protocolos que señalaban que doña María de Gallardo no solo no era condesa, sino que ni siquiera parecía ser española. Y finalmente, encontré Portos en Mompós, en Mariquita y en Santa Fe de Antioquia, antes de que nuestro flamante Capitán de Navío Alberto de Porto llegara supuestamente a Cartagena, así que tampoco se le puede atribuir la fundación del apellido.

Pues bien, mi terquedad ha dado frutos. He encontrado dos documentos, uno en el Archivo General de la Nación, y otro digitalizado recientemente por el Archivo General de Marina “Álvaro Bazán” de España.

La balandra Covadonga
Balandra española del siglo XVIII
Una balandra es una embarcación pequeña de un solo palo con un solo piso. En la Colonia las usaban los españoles fundamentalmente para realizar actividades de vigilancia costera y transporte de mercancía ligera. La balandra Covadonga estaba en Cartagena de Indias al menos desde 1790 cuando la noche del 3 de enero socorrió a la San Miguel. En 1797, el mismísimo Pedro Romero realizó algunos trabajos de mantenimiento para la embarcación. 

La nave estaba al servicio de su majestad, por lo cual su dotación estaba integrada por la tripulación y la guarnición. Mientras la tripulación era la gente de mar para maniobrar la nave, la guarnición era un grupo de infantes de marina que portaban armas y constituían la fuerza de desembarco. A bordo, ayudaban a mantener la disciplina, a manejar el cabrestante, las bombas de achique y otras urgencias.

Aunque en su labor de guardacostas podía enfrentarse a otras embarcaciones, la balandra claramente no era un navío de guerra, tampoco era un galeón y mucho menos un vapor. Nunca estuvo al mando de Alberto de Porto. Es posible que fuera su capitán el teniente de fragata Don Pedro Quevedo, que lo era al menos en 1798 según un reporte que se encuentra en el Archivo General de la Nación. 

Naufragio

Carta de Anastasio Zejudo al virrey sobre los ahogados
La balandra Covadonga sí naufragó el 24 de marzo de 1803. El primer documento al que me refiero es la comunicación al Virrey de que en el naufragio perecieron un cabo y cinco soldados del Regimiento Fijo de Cartagena de Indias, “que formaban parte de su guarnición, sin haber logrado encontrar nada de su armamento y vestuario.” 

En su libro "Naufragios y puertos marítimos en el Caribe colombiano", Luis René Romero le asigna al naufragio de La Covadonga el número 93, dice que la causa fue "impacto contra un bajo", pero que la ruta y el cargamento eran desconocidos, así como el lugar exacto del naufragio.

El segundo documento es de cinco años después del naufragio, a propósito de la reclamación de cinco de las viudas de los fallecidos que solicitan pensión, así: Rufina Gertrudis Fernández, como mujer que era del cabo Pedro Huertas; María Florentina Márquez, viuda del cabo José Rodríguez; Brígida Guzmán, viuda del soldado Juan Prudencio Cabeza; Francisca Gallardo, viuda del soldado Domingo Novo; y María Rosario Gallardo, viuda de Alberto Porto. En el caso de este último, el documento precisa que se trata del “encargado de víveres Alberto Porto, con un hijo”.

Carta de marzo de 1808 sobre la reclamación de las cinco viudas
Alberto Porto

Infante de marina del siglo XVIII
Nuestro Alberto Porto, casado con María del Rosario Gallardo, no era Capitán de Navío, no tuvo al mando ninguna nave, no era Conde de Zurbarán, no estudió en Salamanca. Era soldado del Regimiento Fijo de Cartagena de Indias como infante de marina asignado a labores de mar. Lo más parecido al oficio de “encargado de víveres” era el equivalente a contador en los navíos de guerra, los cuales tenían derecho a uniforme. Por eso en el protocolo de rescate del naufragio de la Covadonga se dice “sin haber logrado encontrar nada de su armamento y vestuario”.

Queda por investigar si era de León, cuándo y cómo llegó. Lo  único que hasta ahora está comprobado es que sí murió ahogado el 25 de marzo de 1803. Imaginémoslo vestido y armado como se ve en esta representación, de unos 30 años de edad, pensando mientras moría en su pequeño hijo, Pablo, que ese mismo día cumplía cinco años de edad, y de quien descendemos los Porto de origen cartagenero.

FUENTES:
- Genealogías de Cartagena de Indias. Pastor Restrepo Lince. ICANH, 1993.
- Documento mecanografiado por la familia Porto Moreno.
- Judith Porto de González, su vida y su obra. Antonio Cacua Prada, Fundación El libro total, 1997.
- Carta de Anastasio Zejudo. AGN. Sección Colonia. Milicias y Marina: SC 37
Cartagena de Indias, Sociedad, trabajadores e independencia en el tránsito del siglo XVIII al XIX Sergio Paolo       Solano. Entrevista. Cuadernos de noviembre, Volumen I.
- Manuscrito solicitud de pensión.  http://www.europeana.eu/portal/es/record/2022704/lod_oai_bibliotecavirtualdefensa_es_25550_ent1.html?q=balandra+covadonga
- Naufragios y puertos marítimos en el Caribe colombiano. Luis René Rodríguez y otro. Siglo XXI Editores, 2005.



Comentarios

  1. Hola buenos días!
    Mi nombre es Germán Bula Porto y mi abuelo era Alberto Porto del Portillo y mi bisabuelo Dario Porto González. La esposa de mi abuelo era Carmen Pereira Guardo. Quisiera saber si existe alguna ascendencia judía en mi rama familiar materna.
    Quedo muy atento a sus comentarios, dejo mi correo
    Germanbulaporto@hotmail.com.

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