El Cementerio de Manga se está muriendo
Visitar
cementerios es una actividad de genealogistas interesados en datos como
nombres, cónyuges, fechas de nacimiento y defunción, etc. Los cementerios
antiguos son, además, desde el punto de vista histórico, sitios que vale la
pena visitar. Recordemos que en las guías turísticas se recomienda conocer Montjuic en Barcelona, los cementerios judíos de Bucarest y Praga, el Pere
Lachaise en París, entre otros. En Colombia, aunque suene extraño, da gusto recorrer el Cementerio Libre de Circasia, mantenido en excelentes condiciones.
El Cementerio de Santa Cruz de Manga en Cartagena de Indias data
del año 1824, es considerado patrimonio municipal y nacional y tiene (o tenía)
una de las más importantes muestras de arquitectura funeraria en Colombia gracias
a los más de 100 mausoleos que, en su mayoría, fueron diseñados por Luis Felipe
Jaspe, responsable también del Teatro Adolfo Mejía, entre otras obras.
Pero tal vez lo más importante y
significativo es que allí reposan nuestros antepasados. Por su antigüedad y
localización, en él se encuentran los restos (o eso creemos) de mártires,
próceres, escritores, dirigentes, familiares, a los cuales les debemos un mínimo
respeto en su última morada.
Sin embargo, el estado en que se encuentra
el lugar, el deterioro de las tumbas, la sensación de abandono son lamentables. Basta con pasar
por delante del pórtico para darse cuenta de que allí falta administración y
sobra desidia. Si usted se atreve a entrar no espere encontrar el hermoso
camino central rodeado de sillas para el descanso de los vivos y la sombra de
frondosos árboles. Algunos árboles tercos quedan, sí, pero tenga cuidado
al caminar porque el piso, al que le faltan pedazos, es una trampa mortal. A
lado y lado verá mausoleos que se están cayendo a pedazos rodeados de basura y maleza.
En el entramado institucional del gobierno
local no me ha sido posible entender a cargo de qué entidad está la
administración, mantenimiento, conservación y control del Cementerio de Santa
Cruz de Manga. Por su condición de patrimonio cultural
nacional, debe de haber -además- entidades del orden nacional con alguna injerencia ¿el ministerio de cultura, tal vez? Para los que no lo saben, los mausoleos son inmuebles de propiedad privada. ¿A quién le pertenecen hoy tomando en cuenta que
los dueños originales están todos fallecidos? ¿El Cementerio tiene acaso un
gerente, un administrador?
Veamos:
Departamento Administrativo Distrital
de Salud –Dadis-. Este departamento es el
encargado de la limpieza general y aseo del lugar, del despeje de la maleza y
la basura. O era, porque parece que cada tanto las responsabilidades pasan de
una oficina a otra. De un tiempo para acá existe algo como “Oficina Asesora de
Servicios Públicos”, que no aparece claramente en el organigrama. En cualquier
caso, el trabajo no se hace bien porque maleza y basura es lo que hay. Caminar
por entre los pasadizos de una tumba a otra es un deporte extremo.
Instituto de Patrimonio y Cultura
–IPCC-. Tomando en cuenta la calidad patrimonial
del Cementerio, se entiende que esté dentro de la órbita de este instituto,
particularmente de la División de Patrimonio Cultural. Pero si uno navega por
la página web de la entidad no le
queda claro dónde encaja este Cementerio. Hay programas e iniciativas para
todo, menos para el Cementerio. Incluso un programa de recuperación de bienes
patrimoniales que parece orientado a inmuebles habitables, que, por obvias
razones, no incluye un cementerio.
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El 3 de febrero de 2015 envié a la cuenta en Twitter del IPCC estas fotos y nunca recibí respuesta, al menos no una de ellos ni directa. Seis días después, el periódico El Universal, en su versión digital, publicó la nota “Los cementerios distritales necesitan dolientes”, en la que el entonces encargado de la coordinación de cementerios distritales en el Dadis parecía disculparse así:
No les creo, señores. Y no es un “supuesto”
descuido el denunciado. Es que si los encargados permiten este despropósito, déjenme
decirles que ustedes no coordinan nada. El mismo espectáculo lamentable se sigue
viendo. Entre la visita del año anterior y la de el mes pasado noté en un mausoleo de mi
interés que dos lápidas de fallecidos hace más de 50 años fueron arrancadas de
su lugar y se encuentran en el piso (y no lo hizo ningún doliente). Sospechosamente las tumbas a las que
pertenecían están cerradas con cemento reciente. Ojalá no resulte que estén
usando nichos de mausoleos para sepultar fallecidos que no tienen relación con
las familias propietarias de tales inmuebles.
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